No tengas miedo,...

PARA TODAS AQUELLAS MUJERES QUE COMO YO HAN SUFRIDO EN CARNE PROPIA LA VIOLENCIA EN CUALQUIERA DE SUS MÍSERAS EXPRESIONES.

Requiescat in pace

¿Por qué cuando estoy contigo no escribo absolutamente nada?

Algún día te lo pregunté viéndote fijamente a los ojos,

acto seguido, pusiste tu mano sobre mi pecho,

hiciste mutis y de tus labios brotaron estas palabras:

¡Porque yo lleno cada pedacito de tu corazón!

Mentiste vilmente,

de tu lengua brotaron solo palabras lacerantes

que fueron puñaladas para mi maltrecho corazón,

el tiempo te ha desenmascarado porque de tus promesas de amor,

ni el polvo ha quedado.

Hoy no escribo nada,

porque no me has dejado nada para recordar,

te has llevado con tu adiós cada uno de mis recuerdos.

Ya no siento la necesidad de escribirte,

de plasmar con mi pluma

cada uno de aquellos sentimientos que brotaban con tan solo verte,

se escaparon de mi alma aquellas locuras que me hacías cometer,

mataste con tus actos lo que un día sentí por ti,

renunciaba a mis noches de sueño,

a mis noches de cansancio

por verte aunque solo fuera por unas horas,

dejaba, renunciaba a todo por estar a tu lado,

¿Cuántos sacrificios hechos?

¡Nunca los valoraste!

Pero a de llegar el día en que la soledad

termine por atraparte y solo tiendas la mano a mi recuerdo

en la infinita comparación de lo que di y fui a tu lado

con la que para ese entonces ocupe un lugar en tu vida,

y no, no puedo decir para tu desgracia

“Con la que ocupe mi lugar”

porque como tu bien un día dijiste:

¡A nadie volverás a amar como me amaste a mí!

Vacio, es lo que has dejado como recuerdos en mi corazón,

mas no estoy adolorida,

mucho menos quebrantada,

vivo con dignidad en pie de lucha,

pues esa es mi condición de vida.

Tal vez escriba al sol, al verde campo, pero…

¿A tu recuerdo? ¡Ni una frase mal ortografiada me nace dedicarte!

Con el tiempo tal vez me sea posible escribir y dedicarte tu epitafio,

para describir en una cuartilla,

lo que tu persona dejó en mi a tu paso,

la verdad sea dicha y ahora

yo con el corazón en la mano solo te digo

que vacio a mi corazón has dejado.

Requiescat in pace mi pluma solo para ti,

pues ya llegará el amor

que transformará con su presencia

el color de la tinta de mis versos,

adiós a quien amé a destiempo.

Copyright © 2011 by Doris B.P All rights reserved

Y solo busco:

Alcanzar mis sueños arrojando en el ayer los escombros y cenizas de palabras mal intencionadas que solo ansiaban coartar mi sed de triunfo.

Dibujo con mi pluma las letras de mi cielo, acallando al viento que susurra tú recuerdo y removiendo los escombros para no caer sobre lastres que devoren con vientos gélidos a la que un día fui mientras veía las estrellas junto a ti.

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Receptáculo de pasiones

Estuve a punto de caer en aquello que las personas católicas denominan “pecados” eh aquí la cronología de los hechos.

Eran las 10:00 am del día 04 de febrero del año 2011, ese día me encontraba profundamente confundida y lamentablemente había sido una mañana acalorada entre disputas laborales y mi realidad existencial. Me dispuse a ingerir mis sagrados alimentos cuando de pronto y casi de la nada surge una necesidad en mi organismo de volver a experimentar aquella sensación que hace mucho no sentía, un nerviosismo indescriptible me atrapó, mi estomago sentía cosquillas, mis mejillas enrojecidas, las manos temblorosas y mi corazón a un grado de salirse de mi pecho, acepto que en ese momento se me olvidó todo y solo en mi consiente había grandes luchas con mis deseos pues no quería dejarme arrastrar por la malévolas ideas de lujuria que transitaban en mi torrente de deseo, mi conciencia mi gritaba: ¡No Doris eso está mal!



Mientras esperaba ansiosamente el momento propicio para tocarlo por vez primera, voltee a ver hacía todos los puntos cardinales que mi mundo encierra, pues no quería ser descubierta, obviamente deseaba ocultarme de cualquier testigo para semejante hecho.



Una vez que acepté mi realidad, después de grandes luchas entre mis deseos y la razón transcurrieron tan solo 20 minutos después de aquella aceptación, pues el demonio ya había ganado aquella lucha, me dispuse a sentirlo por vez primera entre mis labios y sentir esa sensación ya olvidada por los tiempos, me embriagué con su sabor y fue hasta ese momento que comprendí que él me gustaba, era un receptáculo de pasiones bajas, acerqué mi boca y sin remordimientos mordí solo la puntita y ya no pude parar hasta que lo saboreé todo terminando extasiada de placer... ¡No me importó el tamaño ni cuantos me eché! Me declaro pecadora, dejé de lado mis enseñanzas católicas convirtiéndome en una golosa y solo puedo decir asertivamente:

¡Perdóname dios mío pero qué deliciosa sensación entre mis labios!

Ja ja y para aquellas caras duras que osaron en tergiversar todo: ¡Solo era un triste chocolate llamado bocadín!

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Receptáculo de pasiones

Estuve a punto de caer en aquello que las personas católicas denominan “pecados” eh aquí la cronología de los hechos.

Eran las 10:00 am del día 04 de febrero del año 2011, ese día me encontraba profundamente confundida y lamentablemente había sido una mañana acalorada entre disputas laborales y mi realidad existencial. Me dispuse a ingerir mis sagrados alimentos cuando de pronto y casi de la nada surge una necesidad en mi organismo de volver a experimentar aquella sensación que hace mucho no sentía, un nerviosismo indescriptible me atrapó, mi estomago sentía cosquillas, mis mejillas enrojecidas, las manos temblorosas y mi corazón a un grado de salirse de mi pecho, acepto que en ese momento se me olvidó todo y solo en mi consiente había grandes luchas con mis deseos pues no quería dejarme arrastrar por la malévolas ideas de lujuria que transitaban en mi torrente de deseo, mi conciencia mi gritaba: ¡No Doris eso está mal!

Mientras esperaba ansiosamente el momento propicio para tocarlo por vez primera, voltee a ver hacía todos los puntos cardinales que mi mundo encierra, pues no quería ser descubierta, obviamente deseaba ocultarme de cualquier testigo para semejante hecho.

Una vez que acepté mi realidad, después de grandes luchas entre mis deseos y la razón transcurrieron tan solo 20 minutos después de aquella aceptación, pues el demonio ya había ganado aquella lucha, me dispuse a sentirlo por vez primera entre mis labios y sentir esa sensación ya olvidada por los tiempos, me embriagué con su sabor y fue hasta ese momento que comprendí que él me gustaba, era un receptáculo de pasiones bajas, acerqué mi boca y sin remordimientos mordí solo la puntita y ya no pude parar hasta que lo saboreé todo terminando extasiada de placer... ¡No me importó el tamaño ni cuantos me eché! Me declaro pecadora, dejé de lado mis enseñanzas católicas convirtiéndome en una golosa y solo puedo decir asertivamente:
¡Perdóname dios mío pero qué deliciosa sensación del chocolate entre mis labios!

Ja ja y para aquellas caras duras que osaron en tergiversar todo: ¡Solo era un triste chocolate llamado bocadín!

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A las puertas del infierno

Observo pasar los días cual niña en orfanato, que ansía el sí de una familia adoptiva, viendo como los terrenos de mi vida se encuentran desolados, inhóspitos, grises, inmersa en ilustraciones repetitivas de cimientos hechos y construidos con la ilusión de un “quizás”. Torrentes de relatos se dejan colar por mi mente, no existe un solo segundo donde no esté “él”.

Entiendo poco lo que siento y solo veo caer del sol las llamas que laceran no solo la piel sino mis ganas de vivir, en cada llama una ofensa, una duda, un despertar y abrir estos ojos que solo veían para ti.
Muero en el abandono con la daga filosa del dolor y del olvido clavada a mitad de mi alma, sangro profusamente y tú… ¡dejándome morir!

Tú temor se volvió prudente…
mí realidad inaceptable,
colocándome a las puertas del infierno…
del infierno de un adiós eterno.

La desnudez y la transparencia de mi proceder para tus ojos fueron solo oscuridades donde un “todo” se convirtió en “nada” y tan solo bastaron segundos para derribar mis castillos de amor construidos junto a ti.

Podrás borrar físicamente todo cuanto te haga recordarme pero en tu pensamiento y en tú corazón he de estar eternamente pues yo cobardemente he decidido mandar a dormir eternamente al corazón, apagar lentamente su latido y no volver a escucharlo jamás.

Copyright © 2011 by Doris B.P All rights reserved