No dejo la noche encendida de esperanza, ni los días con auroras incoloras, dejo aquel amor transformado en ocaso y solo siento la brisa fría del olvido que me remonta sin cesar a los fuertes riscos de la nada existencial.
Olvidaré mi nombre y mi historia, pues acaso dolor me causaría a la postre un futuro silencioso, extasiado de miradas tristes y de aquel... Aquel amor que en mi recuerdo vivirá.
Seguiré tus pasos en total silencio, ya no quiero más reclamos ni temores, solo deseo la paz para mi ser, aquella que se degusta segundo a segundo hasta atragantarte en las mieles del amor.
Eternizaré nuestros recuerdos en mis pensares divinos de lo que pudo ser, ataré en cada hoja de otoño tu nombre y en primavera, tu aroma soplará el viento, mas me valiera borrarte de mi vida, pues no supiste valorar lo que te obsequiaba sin medida.
Lluvia torrencial de lágrimas que inundan los árboles torcidos de tu memoria, pues han de vivir luchando o sobreviviendo al olvido que nunca ha de llegar y será hasta ese instante, que las figuras que Dante Alighieri colocó en "el infierno" pudiesen parecer escuetas, al lado del dolor que sentirás, al no ver concretados aquellos sueños que juntos planeamos poniendo como testigos fieles aquella luna llena y las estrellas del firmamento que iluminaban nuestro amor.
Se perdieron los caminos
cuales vientos sin destino
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El tiempo pasa y me pierdo cada vez más…
Se fisura mi alma…
Se quebranta mi cuerpo…
El olvido ausente y el dolor presente…
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