la palabra “traición” intentando poner su significante se derraman
gotas saladas que escurren por mis mejillas
caen empapando el cuaderno donde escribo mis letras marchitas,
tocan a la puerta y apenas si tengo fuerzas para levantarme,
decido no hacerlo, pues podría dejar al descubierto
las debilidades que me atormentan,
la vulnerabilidad de la que hoy soy presa;
me quedo en silencio sin poder ver las líneas que ya he escrito,
tapo mi boca para no gritar y el verbo amar
contempla mi rostro desdibujado en el espejo.
Ahora que por fin me siento sola en este mi hogar te grito sin que me escuches:
¡A volar conmigo te sentencio
por los acertijos de tu corazón
para romper al unísono el silencio
de aquella nuestra razón…
Que nos atrape la soledad,
que el yugo del recuerdo nos torture...!
En aquellos tiempos donde se transformaron en destiempos para mi corazón,
me he quedado en la orfandad de tú amor ,
bajo el yugo inquisidor del dolor.
Acudí al llamado de la pasión,
del amar con el frenesí de su aroma
sabida que en aquella despedida solo era yo quien lloraría,
en mi andar pausado solo encontré el grito que estrujó mi alma
grito verdugo que mató a mí corazón a la voz de ¡ya no te amo!.
En mi regreso a la realidad tuve tantas ganas de morir,
de abandonarme como los locos lo hacen,
deambular por las calles arrastrando mis pies,
ya no de cansancio, sino por la pesadez de la vida,
de lo injusto que fue amarte ¡Sí, injusto!
Porque no fue correspondido ni con la misma fuerza,
mucho menos con la voz de triunfo como lo hice yo,
tonto, no supiste valorar lo que yo te amé
prefiriendo salir por la puerta falsa,
pagando según tú con la misma moneda
¿Me engañaste, me fuiste infiel?
- ¡No! Te engañabas tú al recorrer su cuerpo,
pues mi recuerdo seguía fresco en tus labios,
en cada poro de tú piel...
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El tiempo pasa y me pierdo cada vez más…
Se fisura mi alma…
Se quebranta mi cuerpo…
El olvido ausente y el dolor presente…
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