Caminé kilómetros de asfalto para llegar hasta ti, llevando por cobijo la esperanza de nuestro amor bajo el cielo de la ilusión, luché heroicamente contra las penumbras que las dudas se cimentaron en mi corazón, buscando entre las estrellas la razón lógica del porqué te amaba es que vislumbré el rayo de luz que me guiaba hacia tú alma enamorada de la mía.
Le robé el trino melodioso a los pájaros del amor, secuestré a la pasión el último fuego entre tus brazos y de tu boca capturé los te amo que hoy ya no son escuchados, pese a que mis oídos aún enamorados te siguen escuchando como susurros en esta habitación fría que ya no ocupas.
Rendida llegaba a aquella estación de autobuses donde aguardabas por mí, donde un abrazo, un beso y un te amo eran mi alimento perfecto para continuar a tú lado.
Hoy, aquellos lugares de nuestros almuerzos, comidas y cenas comienzan a extrañarnos, aquellos kilómetros recorridos juntos para ir al desfogue de nuestros cansancios laborales ¿No te han preguntado por mí?
Con mis manos dibujé una vida entera a tú lado, con el corazón perdoné tus errores, a la prisa le pedí calma, a la monotonía le pedí una chispa de alegría ¿Qué más podía hacer por nuestro amor?
Me meteré entre tus sueños para reprocharle a tus temores el por qué de su existencia y de ahí caminaré directo con paso firme hasta tu corazón para sentir en carne propia lo que tú sientes, hay mi Dios ¡Lo que daría por saber lo que el aun siente!
¿A dónde se fue aquella promesa que me hiciste? Dame una salida ¡Necesito una explicación! Tan solo quiero saber si fingiste los te amo…
Y si el verbo amar anduviera errado ¡Que alguien me diga cómo se olvida!
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