Han repicado las campanas de aquel reloj de nuestro amor, anuncian la llegada de un nuevo dia ya sin ti, y en su danza melodiosa he escuchado el secreto mas doloroso que me negaba a escuchar, no se si por temor o por estupidez, pero hoy he sido por fin valiente, me he postrado en mi ventana con los pies descalzos para escuchar lo que hace algún tiempo ellas anunciaban: “El ya no te ama o quizás nunca lo hizo”.
Con los ojos bañados en lágrimas he levantado la vista hacia el firmamento y gritando le he dicho a Dios: ¡Hazme el corazón estéril! ¡Ya no más dolor! Plasma en mi rostro la alegría de la vida, quita de mi los grilletes que me atan a un amor fingido, que se ha roto la tenue malla de mis iluciones.
Hoy mi vida parece ajena, escuchando solo trinos desconsolados de un corazón diseminado que ya no anhela vivir amándote. Emblema de una mor fingido fue esta nuestra historia, pero soy por buena suerte una mujer fuerte, capaz de levantarme de los tornados que a mi vida han golpeado. Aspiré ilusamente a una pasión franca, mas tus temores resutaron triunfantes. El velo de mis sueños han caído y ya para este instante han vuelto a la nada de la ofensiva y dantesca realidad. Me cegó la ternura de un minuto a tu lado y las miles de horas en las que repetías sin cesar: “Yo si te amo”, intenté el retorno a la patria de tu amor, mas las murallas de tu ser franquearon mi paso.
Sangran las cenizas de mi ser, sangran las tormentas del ayer, sangra la mediocridad y la falta de orgullo de la que hoy soy presa, pero no he de tapar mi herida, permitiré que fluya cada gota porque a partir de hoy, fuiste y ya no serás mas. Adiós señor sol, que hoy sus rayos ya no me tocarán mas y construiré un nuevo mundo donde la esperanza será mi luz y abro las puertas de mi corazón a la soledad que bienvenida es.
Dios mío, postrada ante tu imagen benévola suplico me permitas llegue la resignación a mi vida, que del amor mi corazón y mi alma queden protegidas y que el veneno del odio desangre mi herida.
Arriba y adelante, que la vida es para quienes aceptamos ser felices con lo que tenemos y la enfrentamos sin temores. He vivido en los oasis, hoy me toca vivir en las praderas.
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