Le he dado el último sorbo a la copa del amor, y en el fondo sigue apareciendo la imagen helada que dejaste impregnada al beberte el amor que floreció en primavera. Intentos fallidos son los instantes donde tomo la pluma y pretendo escribir algo donde tu ausencia sea un hecho, pero la tinta me muestra el color de tu vida y al seguir escribiendo mis lagrimas que aun no cesan, descubro que lo escrito ya no son letras, sino solo garabatos, mis lagrimas han hecho su trabajo y obtengo un papel arrugado y húmedo. Quisiera poder recuperar lo que he escrito pero todo perdido está.
¿Sabes? Tuve un sueño y hoy mírame con los brazos abiertos, incada frente al altar de mi dios padre, pidiéndole piedad, pidiéndole a pesar de todo tú retorno a mi vida, y yo pobre tonta que sobrevive bajo los efectos de hongos alucinógenos porque no he podido aceptar mi realidad, esta que desquicia, que mata en vida y que por instantes me hace ir detrás de cada sueño, y juro a razón de mi verdad que deseo fugarme hacia tus brazos y atarte a mi alma con ansias locas por envejecer a tu lado y desprender de tus labios un te extraño y un te amo, pero el viento ha soplado tan fuerte, que se llevo entre su aliento aquellas caricias que nos mantenía unidos dejándome solo hojarascas de un amor caído.
Cuando veo hacia donde se encuentra la luna, imagino tú silueta observándola también, ¿Recuerdas cuantas noches en tu terraza abrazados nos sentábamos como niños a contemplarla? A ciencia cierta puedo asegurar que soñamos al unísono porque toda la vida juntos estuviésemos, pero es esta la que nos hizo su última jugarreta, ambos hemos de ver nuestra luna bella y dadora de sueños con una inmensa lejanía para cuando el olvido total de lo que tú y yo hemos vivido anuncie su llegada, será a partir de ese instante que jamás la volveremos a ver como en antaño lo hacíamos.
Mi vida y mi todo, yo solo quería las rosas de tus besos al amanecer…¿Por qué mi Dios me permitió conocerte para al final perderte amándote como lo hago? Más no me arrepiento del tiempo a tu lado porque conocí la felicidad de amar en toda su extensión, no me arrepiento aun cuando el dolor que hoy siento oprima mi pecho y me deje sin el aliento necesario para vivir.
Y hoy, acaso pareciera una locura: ¡Aún espero por ti porque mi amor aun no ha decidido claudicar!
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